jueves, 27 de diciembre de 2012

Entrenenado con Stallone



INTRODUCCIÓN

EL FACTOR
ROCKY

Por si quedaba alguna duda sobre el lugar que ocupo en la 
cultura pop, tuve que guardar cama la noche que regresé a
Filadelfia en otoño de 2003 para inaugurar el nuevo estadio de fútbol
de los Eagles. Desde lo alto de una torre del fondo de la zona
norte, vi cómo 70.000 seguidores, entre vítores y aplausos, me decían
exactamente lo que tenían en la cabeza: “¡Rocky! ¡Rocky!
¡Rocky!”.
Sé que, hasta el día que me muera, me recordarán por representar
el papel de Rocky Balboa, el boxeador del sur de Filadelfia
que da un golpe entre un millón y derrota al campeón del mundo
de los pesos pesados. No importa cuántos personajes interprete
–incluido Rambo– o cuántos proyectos lleven mi nombre, el
mundo siempre me verá como aquel chico que llevaba una sudadera
gris muy fea, gritaba “¡Adrian!” y subía corriendo las escaleras
del Museo de Arte de Filadelfia. Cuando era más joven lo odiaba,
pero ahora me aferro mucho a ello.
Ahora lo agradezco porque la filosofía de Rocky es mi estado
ideal, la inmutable voz interior de mi cabeza que dice “Nunca pierdas
de vista lo que quieres ser”. Mucha gente vive sin cumplir sus
ambiciones y se muestra reacia a dar los pasos necesarios para...

LA CREACIÓN DE UN
LUCHADOR
Yo crecí en Silver Spring, Maryland. Pasaba los sábados por
la tarde en el Silver Theatre, una vieja sala de cine al estilo de “las
mil y una noches”, hipnotizado por ídolos del público como
Commando Cody, el Guerrero Enmascarado o Simbad el Marino.
Al igual que los personajes de los cómics que tanto me gustaban,
esos iconos cinematográficos tenían físicos imponentes que los
hacían invencibles y, como yo era un debilucho de 44 kilos, me
encantaban sus aventuras. Aun así, ninguno me causó tanta impresión
como el enorme mortal al que llamaban Hércules.
Yo tenía 12 años cuando vi por primera vez a Steve Reeves en
Hércules, y puede que viera la película 15 ó 16 veces aquel verano.
¡Me volvía loco! Veía a
un espécimen con un
físico perfecto que era a
la vez un héroe y un
humano. Fue la primera
vez en mi vida que
comencé a pensar sobre
cómo quería ser físicamente,
cómo quería
desarrollar mi cuerpo.
No se puede negar que


EL RETO DE LOS EJERCICIOS DE STALLONE
Si esto fuera una película, ahora empezaría a sonar el tema
principal de la banda sonora. Estás a punto de retomar el control
de tu vida y hacerte cargo de las cosas que más importan: tu
forma de comer, tu forma de tratar a tu cuerpo y tu forma de perseguir
tus sueños.
En realidad, no importa en qué momento te encuentres, lo en
forma que estés o cuánto tiempo hayas estado sin ocuparte de tu
cuerpo. Tómate esto como una oportunidad para volar más alto
que nunca. Has de saber que tu vida puede empezar a mejorar
justo en el momento en el que pases la página.
Supongo que no estarás leyendo este libro a menos que estés
preparado para hacer algunos cambios. Es muy emocionante y
quiero que sepas que te estaré apoyando durante todo el proceso.
Si has leído mi historia, sabrás que he pasado por buenos y por
malos momentos, pero también habrás visto que el fuego interior
prevalece hasta en casos aparentemente imposibles.
Es el momento de decidir lo lejos que quieres llegar. Estoy a
punto de compartir contigo toda una vida de lecciones sobre cómo
vivir mejor. Todo comienza en la mente, después viene el cuerpo y,
a partir de ahí, el límite está en el cielo. Sólo tienes que prometer
una cosa: nunca dejarás que nadie te diga que eres demasiado
débil, demasiado pesado, demasiado bajo, demasiado viejo ni
demasiado nada. Despierta al gigante dormido y demuéstrale al
mundo que eres capaz de conseguirlo.
La campana acaba de sonar. ¡Es el momento de dar tu mejor golpe¡